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KYLIE MINOGUE

Con su primer single se convirtió en la cantante pop que más vendía en Australia. Y eso que ni siquiera tenía previsto dedicarse a la música: lo suyo era ser actriz. Considerada como un icono de la cultura pop de los 80, Kylie Minogue sedujo a todos con sus canciones. Hoy sigue siendo una de las estrellas más sexys y mejor pagadas.

Kylie empezó su carrera artística a los 11 años, apareciendo en diferentes series de la televisión australiana.

El éxito de «Loco-Motion» hizo que los famosos productores británicos Stock Aitken and Waterman (responsables de artistas como Rick Astley o Bananarama) se fijasen en ella. Le produjeron una canción, «I Should Be So Lucky», que volvió a ser número uno en Australia y también en Inglaterra.

Ése fue el inicio de la carrera musical de la australiana. En 1988 salió su primer disco, Kylie, que triunfó en todo el mundo. A él siguieron Enjoy Yourself, Rhythm Of Love y Let’s Get To It: todos ellos tuvieron gran éxito con temas que llegaron a ser auténticos clásicos de la época. En 1991, Kylie era la única artista en la historia del pop británico que conseguía que todos sus singles se situasen en el Top 10 de las listas de ventas.

Después de aquello, Kylie decidió abandonar su imagen de princesa del pop y adoptar un estilo más sexy y maduro. Incluso cambió de discográfica. Pero los dos discos que editó con su nueva compañía (Kylie Minogue e Impossible Princess) no obtuvieron grandes resultados, y lo mismo ocurrió con los films en los que intervino aquellos años.

Así que la australiana volvió a cambiar de discográfica, y esta vez fichó por Parlophone, el sello de Pet Shop Boys.

Tras el éxito de Fever, Kylie intentó repetir en 2004 con Body Language, un disco extraordinario que la afianzó el regreso de la estrella para quedarse, después de los años «oscuros» de Impossible princess o Light years.

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