#Backbeat: «Like a Virgin» no hablaba de sexo. Hablaba de amor roto 💔

En el año 1984, cuando Madonna se le ocurrió salir vestida de novia a cantar Like a Virgin en los MTV Awards, medio planeta puso el grito en el cielo. El otro medio se atragantó con lo que tenía en la boca: sopa, cereales, una galleta, dio lo mismo. Lo cierto es que hubo gente que colapsó del escándalo. Nadie estaba preparado para una boda en directo con coreografía, encaje blanco y erotismo en horario infantil.

Durante años se ha pensado que la canción hablaba de sexo. Del primero. De ese que, supuestamente, sucede una sola vez y lo cambia todo. Pero va a ser que no. Ni siquiera lo escribió Madonna. La letra nació de la pluma de Billy Steinberg, un señor con el corazón recién hecho trizas que, al conocer a alguien nuevo, se sintió como un chaval al que nunca habían hecho daño. Como un cuaderno nuevo en septiembre, pero con menos lápices y más trauma emocional, claro.

Steinberg se lo contó a su compañero Tom Kelly, y entre los dos convirtieron esa sensación en canción. Una que, para sorpresa de nadie, Madonna agarró, hizo suya y la convirtió en un estandarte de libertad, provocación y ritmo pegajoso. El resto es historia del pop, del marketing, de la censura y de los buenos peluqueros de la época.

Por supuesto, nadie escuchó lo que decía la letra. Todo el mundo se quedó con el “virgin” y con Madonna retorciéndose en el suelo como si tuviera un imán debajo. El Vaticano entró en cólera, las madres en pánico, y las cadenas de televisión entraron en bucle.

Y sin embargo, Madonna siempre lo dijo claro: Like a Virgin no habla de sexo. Habla de cómo una nueva relación puede limpiar el desastre emocional de la anterior. O al menos disimularlo con purpurina y un beat irresistible.

Moraleja: no todo lo que lleva la palabra “virgen” es pecado, ni todo lo que se baila en discotecas es superficial y sin sustancia. A veces, debajo de las lentejuelas hay un corazón que se está pegando con Loctite.